Comentario
La evolución política de América Latina durante las cinco últimas décadas del siglo XX parece seguir una pauta general de la que surgen algunas excepciones. Los regímenes oligárquicos, producto del asentamiento en el poder de grupos dominantes a finales del XIX y primeros años del XX, ven contestada su posición hegemónica por movimientos contestatarios que en prácticamente todos los países les desalojan y discuten la organización y estructura política de cada nación. El auge de las izquierdas de raíz obrera o estudiantil, muchas veces con implicaciones nacionalistas, a veces populistas, desalojará de los gobiernos a familias o grupos con raigambre y tradición política. En algunos casos, como el de Cuba, el cambio supondrá una auténtica revolución, al imponer nuevas pautas económicas y políticas que rompen por completo con el pasado inmediatamente anterior. La Revolución Cubana, además, será un modelo a seguir por muchos grupos de izquierda en toda América Latina, aunque la reacción de los grupos de poder económico, político y militar, con apoyo las más de las veces de Estados Unidos, cortará radicalmente estos intentos de "subversión". Golpes de estado y guerra sucia serán pautas corrientes desde la década de los sesenta hasta bien entrados los 80.
En lo económico, América Latina vive alternativamente periodos de desarrollo con etapas de recesión. La necesidad de recibir capitales que se empleen en el desarrollo de la industria y la agricultura y la gestión frecuentemente deficiente de esos capitales realizada por los gobiernos hace que la deuda externa se torne cada vez más difícil de pagar, incrementando la gravedad de una situación de partida precaria. Por otro lado, la dependencia del exterior hace que América Latina no sea ajena a acontecimientos que, como la crisis del petróleo de 1973, sí afectan al conjunto de las economías de las economías mundiales, para el caso concreto que nos ocupa revista la situación de especial gravedad.